miércoles, 9 de marzo de 2011

Raúl sobrevive al Valencia

Camino del siglo de historia el Valencia ha visitado cuatro veces los cuartos de final de la Champions. Ósea que es difícil y que no todas las temporadas se presentan ocasiones pintiparadas para estar entre los ocho mejores de Europa. Y esta, más allá del ruido mediático que ha generado la eliminatoria por el regreso a España de Raúl, más allá de la mística del Veltins Arena y su clamor que retumba desde el corazón de las minas del Ruhr, lo era: una oportunidad de oro que se va al limbo y de la que se acordará el Valencia cada vez que se mire al espejo. Es un equipo mejor que el Schalke o al menos lo pareció. Se le puso la eliminatoria de cara en la ida y se le puso cuesta abajo en la vuelta. Pero el Schalke 04, el plomizo, previsible y sufrido Schalke de Magath estará en cuartos y se reirá de las cuentas, las cábalas y las impresiones. Y el Valencia, suponíamos que con más recursos (más fútbol) está fuera de Europa.
Se podría hablar de las mil vidas de Raúl aunque Raúl apenas tomó protagonismo y se dedicó al trabajo de fontanería en la zona de tres cuartos. Así que el que busque la clave en Raúl lo tendrá que hacer más en virtud de su aura que de su fútbol. Porque fútbol, fútbol, apenas tuvo el Schalke y no tuvo mucho el partido lo que sugiere que, a la postre, el partido se pareció demasiado a lo que había pensado Magath. El Valencia se adelantó pronto y después de embolsar lo más difícil cayó en un ritmo monótono que mantuvo vivo a un rival que empató primero y se adelantó después en la fase más imprecisa de un Valencia que cuando jugó fue superior por una simple cuestión de recursos. Después de no querer cuando pudo, finalmente no pudo cuando quiso: Aduriz, Mathieu y Tino Costa lo tuvieron en sus botas: al limbo. Casi un castigo divino por muchos minutos de rutina y confort.
Si lo mejor de Raúl fue su insistencia en la búsqueda de remate en un millón de balones colgados que fueron durante muchos minutos la única arma de su equipo, algo mejor estuvo un Jurado siempre tan intermitente y mucho mejor estuvo Escudero, una presencia constante en la izquierda y unos pulmones de los que Magath no debería prescindir tanto como suele. No tuvo, y eso es lo malo para el Valencia, muchísimo más el Schalke. Farfán insistió por la derecha, centró mil veces y marcó el empate con una falta impecable cuando su equipo estaba pendiente de eso, del milagro la carambola o la acción puntual. Esta fue la acción puntual y la carambola llegó con el segundo gol, un rechace que embocó el laborioso Gavranovic. El balón tocó los dos postes, entró y sentenció al Valencia. El propio Gavranovic remató al poste dos veces en busca de una sentencia que selló Farfán, el mejor de su equipo, sobre la hora.
El Valencia terminó desfondado y descorazonado. Lo intentó y terminó metiendo mortero en ataque con Soldado y Aduriz juntos. Buscó el vértigo cuando lo suyo era el fútbol. Debió tener más el balón, mover más a un rival que basculó sin descanso, probar más a defensas de tan poco garantía como el limitado Uchida o el jurásico Metzelder. El Valencia pareció un equipo de otro nivel cuando Banega oxigenó en la medular y se filtraron entre líneas Mata y Joaquín. Fue muy poco, insuficiente para ganar, lo justo para pensar en lo que tuvo que ser pero no fue, ni en la ida ni en la vuelta.
Y lo peor fue que el partido se había puesto muy de cara ante un rival que no asustaba lo más mínimo cuando Ricardo Costa puso la cabeza casi sin querer a un buen centro de Topal. Quedaba una hora de partido y no parecía tiempo para que el artrítico Schalke marcara un gol: hizo tres para escarnio de un Valencia que debió buscar sangre, subir el ritmo, controlar con el balón en el centro del campo y no en su pareja de centrales. Pero en lugar de eso dejó que el partido cayera en minutos de nada, en un nocivo lapso del que salían centros al área de Guaita, invitaciones al accidente. De eso sacó petróleo el Schalke y por eso está en cuartos, donde parece un rival más que apetecible para los grandes tiburones del continente. Claro que al Valencia también lo suponíamos superior y ha terminado a un lado del camino sobrevivido por el Schalke y por Raúl, que suma y sigue en la vieja Europa.

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