
Su vida en la Bundesliga no ha sido tan fácil. El equipo arrancó mal, vivió en descenso algún tiempo, no arrancaba y los titulares en la prensa con el nombre de Raúl en el medio no eran muy positivos. Hasta el día que viajó a Valencia, Raúl no había vuelto a Madrid desde que se marchó, ni siquiera las fiestas navideñas, había decidido aclimatarse lo antes posible y que su estancia en Alemania fuera una aventura con final feliz. Conociendo al personaje, el día que decidió jugar en el Schalke ya sabía todo lo que le esperaba. El clima, la gente, el equipo, el entrenador, los rivales...
Raúl disfruta ahora en un campeonato que le ha pasado por la derecha al italiano, y que está cerca de la Premier. Con una organización fuerte, los estadios llenos y un nivel competitivo muy alto. La imagen de Raúl festejando el pase a la final, abrazado por sus compañeros y vitoreado por la afición es la imagen de un futbolista feliz. Raúl se marchó al Schalke porque jugaba en Europa, en la Champions, y viendo como van en la Bundesliga y la dificultad de ganar la Champions, la Copa es la vía para jugar la segunda temporada en competición continental.
Mourinho mantuvo una conversación con Raúl nada más llegar. En ella, el portugués le habló de las posibilidades que tenía de jugar esta temporada en el Real Madrid y era muchas. Raúl zanjó el diálogo con un "esta conversación ha llegado demasiado tarde". El siete ya había decidido marcharse a Alemania y la cosa parece que le salió bien.
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